Resumen:
Entre los controversiales temas relacionados con el universo teórico de la literatura infantil,
se escogió como problema científico una cuestión que se encuentra en la raíz de la
legitimidad de ésta como escritura literaria con entidad propia: ¿posee la obra para niños
regularidades textuales específicas, orientadas pragmáticamente hacia su lector potencial,
capaces de conducir la recepción?
Derivado de aquel, y como un subproblema situado ya en el terreno de las prácticas del
análisis y de la crítica, se definió una segunda interrogante: ¿la determinación de dichas
regularidades -entendidas como constantes poéticas- puede guiar metodológicamente el
estudio de un corpus específico?
Son propósitos esenciales del presente estudio:
- Explicar cómo se conduce la recepción en la literatura infantil mediante un conjunto
sistémicamente articulado de marcas textuales.
- Demostrar, en la práctica del análisis, cómo se manifiestan esas marcas conductoras de
la recepción en la poesía infantil de Dora Alonso.
La elección de la obra lírica de Dora Alonso se debe, junto a la calidad artística que le
reconoce la crítica, a dos razones principales: fue escrita, salvo Coral, su cuaderno
primigenio, deliberadamente para niños, y ha logrado con ellos, a través del tiempo, una
intensa relación comunicativa.
Entre las constantes ontogenéticas que influyen en la textualidad de la literatura infantil se
destacan el predominio del pensamiento concreto de base eminentemente sensoperceptual;
el protagonismo del juego como actividad preferida, de gran impacto socializador; la
necesidad del diálogo afectivo como factor de crecimiento humano; la asimilación de la
cultura como memoria y sistema regulador de la conducta. Tales características actúan
como condiciones de legibilidad, que determinan la existencia de elementos conductores de
la recepción en los textos.