Resumen:
La economía cubana se ha transformado en esta recién concluida década. Han cambiado en
una medida importante sus estructuras y mecanismos económicos así como la
superestructura que se erige sobre aquellos. Las decisiones que comprometen el desarrollo
económico social futuro de la economía cubana adquieren una característica especial en el
actual contexto del país, especialmente aquellas relacionadas con las inversiones ocupan un
lugar excepcional; en esta dirección el desarrollo inversionista requiere que las mismas sean
canalizadas ordenadamente.
Los dueños de los medios de producción o sus usufructuarios directos han cambiado en su
forma aunque en su contenido sigan siendo los mismos protagonistas del inédito proyecto
social de la Revolución Cubana. Han aparecido nuevos sujetos económicos; las redes de
intereses económicos y sociales se han complejizado. La nueva empresa cubana en sus
diversas formas jurídicas y económicas aparece con una característica que la distingue
sustancialmente de la existente en la década de los ochenta. El interés financiero
empresarial se fortalece en la actualidad y con ello, los criterios de decisión empresarial no
necesariamente se entroncan de modo congruente con las expectativas de la economía en
su conjunto, e incluso, a escala regional se requieren nuevas posiciones de regulación
planificada a fín de que los recursos destinados para el fomento socio productivo respondan
más integralmente a los intereses de la comunidad. No pueden quedar exclusivamente en
manos de las empresas las decisiones relativas al qué, cómo, cuándo y cuánto invertir en
cada momento, sin que sea revisada su actuación para evitar desviaciones del sendero que
necesita la sociedad cubana.