Resumen:
Inmersa en un proceso tan abarcador como específico, la juventud cubana
enfrenta, quizás, la más radical de las tareas: engrandecerse culturalmente en un
mundo ajeno a la educación y al desarrollo espiritual. A partir del histórico
Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Cuba
emprendió un proceso de materialización de nuevos conceptos a favor de elevar la
calidad de vida espiritual de nuestro pueblo. En función de ese objetivo
enaltecedor están los programas audiovisuales para niños y jóvenes, las aulas
universitarias por televisión, las revitalizadas escuelas de instructores de arte, los
proyectos de cultura comunitaria, las editoriales en las provincias y la transmisión
paulatina en la imagen socioambiental de bateyes y comunidades agropecuarias.