Resumen:
Resulta para todos incuestionable que el hombre y la mujer sexualmente sanos,
equilibrados y felices, no surgen de forma espontánea. Todo individuo es al nacer
un ser biológicamente sexuado, pero ello no implica que con el decursar del
tiempo, llegue a pensar, a sentir y a actuar en correspondencia con las
expectativas socialmente establecidas según su sexo; lo que no supone que de
modo natural sea capaz de asumir y vivir su sexualidad enriquecedoramente, de
acuerdo a sus necesidades individuales y a las exigencias que la sociedad le
plantea